La atención sanitaria conlleva beneficios evidentes para los pacientes, pero también conlleva riesgos de que ocurran efectos no deseados, y aunque estos son hechos excepcionales, debemos intentar evitarlos. En este sentido, la actividad sanitaria, por sus especiales características, se puede considerar como una actividad de riesgo, ya que existen una gran cantidad de causas, como por ejemplo la complejidad de los propios enfermos o la de la tecnología que usamos para tratarlos, que pueden favorecer la producción de consecuencias adversas, disminuyendo su seguridad.
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Palabras claves: seguridad, riesgo, asistencia sanitaria, mejorar, evitar, minimizar, alfabetización, higiene de manos, medicamento